Gema lumbreras:El poder de la contemplación
La tabla fue, antes que el lienzo, un campo de batalla, un aposento para la luz que la pintura necesita sacar de los adentros ,recorriendo con fuerza el trabajo en imágenes haciendo del color un lugar de misterio, de ilusión y, por supuesto de creación sobre el propio hacer al que no responden experimentos.
La tabla es el soporte que utiliza Gema Lumbreras para abordar este conjunto de obras, que no escapan a ser poderosas construcciones como surgidas a golpe de pasión y presencia intuida en un germinar de planteamientos dependientes de la intimidad en forma de testimonio.
En efecto, la autora trabaja a propósito de una normalidad que, en su tratamiento, la eleva a extraña y enigmática. Así, mesas dispuestas para el banquete, cajas de pescados y mobiliario doméstico, son insinuados a través de un dibujo desvaído que aumenta su contenido con la fuerza de una pintura que rutila perfilando las líneas de acción.
Sutil en la utilización de los cromatismos, la pintora se revela, con toda su carga expresiva en obras de fuerte impacto visual, sugerentes, y como si una especie de amalgama fuera ubicándose en el lugar preciso con destino en las querencias estéticas de la autora.
Estamos pues, ante una pintura que, en su aparente rudeza, llega a administrarse con un peculiar y hondo sentido de la elegancia, de los timbres tonales y de un permanente sentido del equilibrio entre la cercanía de todo cuanto plantea y la distancia emocional que nos separa de ella; como con toda su plúmbea caligrafía, no fuera posible su aprehensión a causa de la escalofriante y generosa evanescencia que la convierte en territorio trascendente.
JUAN ANTONIO TINTE